El equilibrio entre potencia instalada, masa del arma, y masa del proyectil consiente una velocidad de salida de la flecha máxima, con un retroceso muy progresivo, fácil de contener. La estabilidad del arma durante la fase de disparo, y el correcto diseño de la flecha consienten un disparo rectilíneo sin caída hasta los 5-6 m de distancia, lo que permite acertar las presas en zonas duras o vitales para asegurar la captura y evitar los tiros en las vísceras que suelen acabar en desgarro y pérdida de la pieza.